jueves, 25 de octubre de 2012

Greguerías al tiempo


Como tenemos poco que decirnos hemos tenido que aliarnos con el tiempo y así hablar del frío, la humedad, el calor y todo lo demás. Cada día se repite el ritual, en oriente y occidente, en el hemisferio de arriba o el de abajo. Y la conclusión es siempre la misma: nunca llueve a gusto de todos. A pesar de ello o precisamente por ello, la greguería tiene algo que decir.

811- La atmósfera es un teatro con infinidad de representaciones simultáneas.

812- El rocío lava la cara a la mañana.

813- La invisibilidad va llenando las nubes de agua a su manera.

814- La bruma es un espía del tiempo que hace películas de época.

815- Al electricista que se ocupa de los rayos se le puede ir la mano en cualquier momento.

816- La lluvia ningunea al desierto.

817- El tiempo es un lubricante de la maquinaria parlante.

domingo, 14 de octubre de 2012

Greguerías a las hormigas


Las hormigas son inspiradoras. Sirven al fabulista en sus historias, al general en su estrategia y al niño aburrido a la hora de la siesta en verano. Incluso han llegado a la gran pantalla. Tienen algo especial porque son sociales y organizadas. Sin embargo, a veces se pierden y deambulan solas. Yo creo que eso es un misterio de los buenos y hay que descubrirlo. Y lo voy a intentar con mi arma favorita, la greguería.

804- El alto mando de las hormigas no perdona los desfiles ni en verano.

805- Las hormigas son sociales porque no saben estar a solas.

806- Nadie busca a la hormiga asesina.

807- Las hormigas de ciudad quieren volver al pueblo.

808- Todas las hormigas se reunieron para escuchar las historias de la cigarra.

809- La hormiga discola rompió el desfile.

810- Mientras caminan juntas por el bosque miran de reojo a los excursionistas.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Greguerías a la filosofía

Incluso cuando vocifera en el bar comentando la miopía arbitral, el hombre filosofa. Así, filosofar es como respirar, no se puede evitar. El problema es que el magma filosófico se mete en todos los tinglados porque tiene un espíritu totalitario, un tic peligroso. Prueba de ello son algunos de los lugartenientes filosóficos más conocidos: el dogma, la razón, la eternidad... Todos ellos son tipos duros y hay que ir con mucho cuidado con ellos. Pueden seducirte, acerte socio de una secta o te pueden matar. Para que estés preparado, pongo a tu disposición unas greguerías terapéuticas.

790- Lo irracional lame las heridas del pensamiento puro.

791- La ética es el caballo del cazarrecompensas.

792- Al final de la tertulia el racionalismo se metió en el jacuzzi con las estrellas del porno.

793- Al empirismo le gusta tocarlo todo.

794- Más allá de los límites del lenguaje hay un montón  de puntos suspensivos.

795-  A la historia de la filosofía no le gusta el uniforme.

796- El escepticismo parece que no pero sí.

797- La fenomenología hay que tomarla cada 12 horas y en casos extremos.

798- El teismo y el ateismo son el Barça Madrid de la filosofía.

799- La filosofía mediaval pasea sus ideas con una sotana que huele a eternidad podrida.

800- Nadie sabe decirme nada sobre el yo.

801- La duda es así porque no le invitaron a la fiesta.

802- La causa primera tiene un pasado oscuro.

803- Las pruebas de la existencia de Dios están en un cofre vacío en el Vaticano.

Fanny Blankers-Koen, el ama de casa voladora


 
En un parque de la ciudad de Rotterdam hay una estatua de bronce de una corredora holandesa. Es una recreación de la final de los 100 m femeninos de la Olimpiada de Londres de 1948. La atleta homenajeada es Fanny (Francina) Blankers-Koen ( 1918-2005 ). En 1999 la IAAF la nombró mejor atleta femenina del siglo XX y en su poder tuvo 58 títulos nacionales, 5 europeos, 20 records del mundo y cuatro oros olímpicos.

Me imagino ese parque en un día en el que apetece pasear y un niño de ocho años de la mano de su abuelo. Al ver la figura de bronce en plena carrera, la maquinaria de preguntas del chaval seguro que se activa. Abuelo, abuelo, quién es esa mujer que corre, la de la estatua. Y el anciano responde con todo un relato de esos que los niños no olvidan jamás. Sabes una cosa, yo conocí a esa mujer. De verdad, dirá el niño. La verdad es que todos la conocíamos cuando éramos jóvenes. Quieres que te cuente su historia.

Y su historia es la del siglo XX, la de las mujeres, la de los prejuicios que se resisten, la historia del éxito y alguna miseria de un ser humano que, sin quererlo, doblegó a los defensores de verdades inmutables, que son grandes mentiras. Y el abuelo del parque empezará contando que Fanny nació en la pequeña localidad de Lage Vuursche, perteneciente al municipio de Baarn, el año en que acabó la l Guerra Mundial. En su familia eran aficionados al deporte, por lo que la esbelta niña de cabellos rubios y rizados practicó la natación, la gimnasia y el tenis. En la granja donde se crió, Fanny se alimentaba a la antigua usanza y correteaba en los verdes pastos, sorteando gallinas. Su padre trabajaba como inspector del gobierno y había practicado el lanzamiento de peso y de disco. Las condiciones de Fanny para el deporte eran evidentes y hasta los 17 se dedicó con moderado éxito a la natación. Un tal Jan Blanquers, ex saltador de triple de cierto nivel, comentarista deportivo,entrenador de atletismo, también cojo por una lesión y a favor de limitar la participación femenina en los juegos olímpicos, se fijó en las cualidades de Fanny, la convenció para que practicase el atletismo y se convirtió en su entrenador. Lo del esfuerzo compartido y mirar el cronómetro a medias funcionó y a los pocos años se casaron. La oposición del marido de la Blankers-Koen al deporte de las féminas en las olimpiados cambió cuando conoció a la que luego sería su mujer. En 1935 Fanny bate el record nacional de 800 m y en 1936 participa en su primera olimpiada, la de Berlín. Obtiene un sexto puesto en longitud y un quinto en el relevo corto. Además, consigue un preciado tesoro: el autógrafo de Jesse Owens, aquel negro de Alabama que demostró que los arios eran buenos para los coches, la música y la filosofía, pero que atléticamente compartían la misma pasta que el resto de humanos. Aquella olimpiada de 1936 recordó al mundo que el deporte es eficaz como arma de propaganda para los gobiernos. Así lo hizo la cineasta germana Leni Riefenstahl en dos grandes e innovadores documentales: "El triunfo de la voluntad" y "Olympia", obras de arte sublime al servicio de una causa indecente, el nazismo.

Fanny se toma en serio lo de entrenar y demuestra su poderío y versatilidad ( altura, longitud, vallas y velocidad ). En 1939 empieza la ll Guerra Mundial y durante los 6 años de contienda Holanda se enfrenta a la ocupación nazi practicando la resistencia pasiva ( una especie de decimos que sí a todo pero hacemos lo que nos da la gana ). En Holanda se pasa hambre; se hacen grandes colas al aire libre para tomar caldo de patatas sin pelar y se arrancan las traviesas de las vias del tren para hacer un poco de fuego. En ese contexto tan poco estimulante, Fanny es una ama de casa que corre, una especie rara que empieza a ser sospechosa entre sus vecinos. Por entonces la mujer tenía su espacio natural y su objetivo en la vida estaba escrito: madre, esposa y chacha. Lo demás era subversivo, peligroso, antinatural y muchos puntos suspensivos. La mujer ya había conseguido el voto, trabajaba en las fábricas en tiempos de guerra, estudiaba durante algunos años las cuatro reglas y poniendo un poquito de esmero en la caligrafía ya tenía el barniz de finura que le correspondía. No era necesario hacer nada más.

Acaba la guerra. Europa y el mundo se curan las heridas y en 1948 llega la cita de los Juegos Olímpicos de Londres; unos juegos muy austeros ( la villa olímpica la formaban unos viejos barracones que habían servido de cuarteles en la guerra ). Japoneses y alemanes no fueron invitados, porque la canción de que la política no debe mezclarse con el deporte es el estribillo que tararean los ingenuos o los repetidores de mantras prefabricados. Los británicos no vieron con buenos ojos eso de celebrar un evento de gran magnitud en tiempos de privaciones. En 1948 el imperio británico recibió un par de bocados: India y Birmania se habían independizado de la madre patria. Aquel año la televisión empezaba a dar sus primeros pasos en serio. El célebre estadio de Wembley albergó las pruebas de atletismo. La Blankers-Koen ya era madre de dos hijos y con sus 30 años lo de correr y saltar y no atender a sus vástagos no caía muy bien entre los holandeses bienpensantes. La mamá atleta recibía cartas que la ponian a caldo: que si enseñaba muslamen con sus pantalones cortos, que ya era mayorcita, que una madre es una madre y no una loca que pega saltos delante de los hombres… La hora de la verdad llega y la " holandesa voladora " se impone en los 100 m y los 80 metros vallas. La final de vallas fue reñida. Se enfrentaba a la inglesa Maureen Gardner, una jovencita de 19 años. Británica y holandesa llegan igualadas a la meta y los jueces tienen que consultar la foto finish para decidir quién es la ganadora. Los minutos de espera pasan lentamente. De pronto, empieza a sonar el himno inglés ( el god save the queen ese ) y la mamá voladora cree que la victoria ha sido para la Gardner. No fue así, pues la holandesa de rizos ganó y lo del himno fue porque en ese instante aparecieron por el estadio los miembros de la casa real. Fanny ya ha conseguido dos oros. La añoranza de sus hijos se apodera de ella y le dice a su marido entre lágrimas que quiere regresar a su casa. El tipo se portó como un hombre: "mira cariño, si quieres nos vamos a casa con los niños, pero te vas a arrepentir toda tu vida ". Ella se enjugó las lágrimas y tomó una decisión: iba a luchar por el oro en los 200 m y por el relevo corto. Peleó y triunfó: cuatro oros en una olimpiada ( en 100 m 11.9, en 80 m. v 11.2, en 200 m 24.4 y en los 4x100 47.5 ). Hubiera podido conseguir el oro en salto de altura y longitud ( tenía mejor marca que sus rivales ), pero había un número máximo de modalidades, pues los tipos del COI consideraban que la fragilidad femenina debía protegerse.

Cuando Fanny Blankers-Koen llegó a Holanda, el pueblo la agasajó paseándola en un carruaje con cuatro caballos. Sus vecinos, orgullosos y con el fervor patrio encendido, le regalaron una bicicleta para que no corriera tanto. La nombraron caballero del reino, honor exclusivo para señores que contaba con la excepción de la holandesa voladora. En 1949 realizó una gira por los EEUU para difundir el atletismo. También tuvo ofertas publicitarias, pero el purismo del amateurismo en el deporte le privó de la tajada que ahora nadie discute. En 1952 participó en los JJOO de Helsinki, llegó a la final de los 80 m.v y tuvo un tropiezo que le hizo abandonar. Se retiró definitivamente en 1955, dedicándose a entrenar a la selección femenina holandesa, realizando también campañas de promoción del deporte en Australia y Estados Unidos.

En 1977 el ama de casa que volaba sobre la pista se quedó viuda. Fanny Blankers-Koen fue todo un símbolo en su país. En una biografía sobre su figura, el periodista Kees Kooman recuerda que detrás de las hazañas deportivas había una mujer distante y obsesionada por el triunfo. Sus éxitos incuestionables tuvieron un episodio extraño. A finales de los años 40 apareció en Holanda una atleta, Foekje Dillema, que fue bautizada por la prensa como la nueva Fanny. Dillema le arrebató un par de records y, tras una acusación de falsa sexualidad, la joven promesa fue apartada del atletismo. Las pruebas de que Dillema fuera un hombre no resultaron totalmente concluyentes y había el rumor de que detrás de la acusación del turbio asunto se encontraba Fanny y su marido que no querían competencia. La cosa quedó así y la Dillema se llevó el misterio a la tumba. Sin embargo, una investigación posterior de su ADN desveló que Foekje Dillema tenía el síndrome de Morris (  un pseudohermafroditismo que no delimita claramente el  sexo de los individuos ). La historia del atletismo ha tenido varios casos parecidos. El más reciente ha sido el de la surafricana Semenya. En nuestra España hubo un episodio célebre; el de María ( Jorge ) Torremadé, atleta catalana que en los años 40 obtuvo grandes marcas y a los 19 años dejó su condición femenina y acabó casándose con una tal Catalina Pons. El caso de María Torremadé no sentó bien al régimen y la jefa de la Sección Femenina, doña Pilar Primo de Rivera, decidió que el atletismo femenino permaneciera en el congelador unos 25 años.

En 1993 la anciana Fanny tuvo otro gran momento: los ingleses le hacen un homenaje al regalarle 100 metros de paseo triunfal entre aplausos en la recta del estadio de Wembley. En los últimos años de su vida el Alzheimer borró de su memoria las medallas y los records. Falleció a principios de 2005 y seguramente le hubiera sorprendido saber que los nuevos tramposos del atletismo tienen aliados a su lado muy poderosos y sofisticados: laboratorios, médicos y representantes que preparan estrategias y brabajes para que las artimañas no dejen huella. Es cachondo el asunto: tanto discurso de los valores propios del deporte y son algunos deportistas laureados ( ídolos de niños y mayores ) quienes detrás de su máscara del sacrificio y la entrega esconden al tramposo de toda la vida.

Fanny Blankers-Koen y su historia nos lleva a unos tiempos que parecen remotos. Logró la gloria olímpica y, sin pretenderlo, sacudió los pilares del deporte y la sociedad para que el papel de la mujer alcanzara el éxito de la normalidad. Es como la historia de aquella señora negra, Rosa Parks, que en la ciudad de Montgomery en 1955 no quiso levantarse de su asiento del bus y ocupar el lugar destinado a los negros. Esa actitud de una mujer de la calle fue la chispa que activó el movimiento de los derechos civiles en Estados Unidos.

La estatua de Fanny Blankers-Koen expresa libertad y cuenta todo un relato. Las esculturas humanas suelen tener algún misterio y, concretamente, hay uno que me gustaría resolver: la desaparición en 2007 de la estatua de Steve Ovett en un parque de Brighton. Un ladrón se la llevó, dejando en la base una zapatilla de bronce. Si alguien se anima, aquí tiene un caso por desvelar. Esto del atletismo es algo más que correr, lanzar y saltar. También hay misterio, trampas, ambición, sexualidad oculta. Vamos, la vida misma.

Se ríen a carcajadas

Los jefes de las palabras biensonantes
se reúnen todas las semanas
en un puticlub de las afueras
de madrugada.
Beben whisky de malta
fornican con rubias y morenas
y sobre todo
se ríen a carcajadas.
De ti
de mi
de todos nosotros
porque
seguimos atrapados en su tapadera fecal
repujada de elevados ideales incrustados.
Cada jefe
tiene los dominios de una palabra.
Está el capo del progreso
el de la solidaridad
el de la paz
y algunos más.
Cada par de lustros
se ponen serios
y barnizan sus mágicas palabras
para que sigan brillando
para que nos continuen cegando
para que los jefes pueden seguir
con su tinglado.

Greguerías del cerebro


El cerebro es lo que dice y lo que esconde, lo que fue y lo que podría ser. El cerebro es reptiliano, infantil, racional, sibilino, caprichoso y un millón de cosas más. Para comprenderlo un poco mejor presento unas greguerías que pueden ser útiles. Eso sí, una utilidad inútil, como no puede ser de otra manera.

785- Las conexiones del cerebro son muy suyas.

786- Mis neuronas no me entienden.

787- La palabra yo tiene su trono en la confluencia de los dos hemisferios.

788- El almacén de las neuronas tiene un pequeño agujero.

789- El enigma se camufla en el cerebro con un disfraz celular.

No son pero son


Es posible
querer y no querer.
Algo así me pasa
con los poetas.
Pueden ser sublimes
al crear mundos
y brumas de palabras
que despiertan la emoción dormida
y son egregios huyendo
del saco de lo cotidiano.
Pueden ser insoportables
cuando permanecen flotando
en la barra del bar
como si la humanidad
no fueran personas
y ellos estuvieran
en las puertas del cámbrico
buscando la sinalefa
en el escote de la camarera.
Los poetas están sin estar
no son pero son
por eso me gustan y me disgustan.

martes, 9 de octubre de 2012

777- El pobre lápiz es un solitario aunque viva en el lapicero.


777- El pobre lápiz es un solitario aunque viva en el lapicero.

778- Se echó una cabezadita para jugar un rato al mundo onírico.

779- La o tiene un pasado goloso.

780- Las nuevas tendencias del otoño llevan el espíritu de la primavera.

781- La elegancia del dandi lleva una pompa de jabón invisible a su alrededor.

782- La vida lleva puntos suspensivos delante y detrás.

783- El mentiroso disimula con una cojera.

784- La verdad es un quitamanchas repelente.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Greguerías del océano

La Tierra tiene la gloria, la fama y da  nombre a nuestro planeta. De  todas maneras, el gigantesco océano, callado y con sus infinitos azules, es el eterno olvidado. Sus secretos nos esperan. Mientras tanto, aquí tengo unas mojadas y saladas greguerías para que tú, lector, navegues en sus aguas hasta alcanzar tu playa favorita.

772- Las fosas marinas desprecian a las nasales.

773- El océano busca desesperadamente el remanso de la orilla.

774- La sal del océano se resiste a acabar en un puchero cualquiera.

775- La lluvia lloriquea por volver al océano.

776- El remolino y la ola se encontraron en mitad del océano.

lunes, 1 de octubre de 2012

Greguerías de la Tierra


Muy lentamente la Tierra se mueve. A veces se enfada con terremotos y volcanes. Sin embargo, aguanta estoicamente todos nuestros juegos humanos; incluso las impertinencias de los agujeros y los yacimientos. Es la madre Tierra, de la que nace todo y a la que, al final, volveremos. Ella nos espera y por su paciencia, su resistencia y su comprensión yo le hago una modesta ofrenda a través de unas greguerías. Ahí van.

766- Nadie sabe de qué huía el oxígeno antes de acabar en la Tierra.

767- Primero fue una nube de polvo, luego el sol y, por fin, el turismo.

768- No puedo estar tranquilo con la deriva continental bajo mis pies.

769- El  lodo espera su turno para entrar en el palacio presidencial.

770- El niño se entristeció mirando al volcán  que echaba piedras.

771- El sismólogo fue al psicoanalista para hablar de sus capas íntimas.