Unos dicen que la verdad
es una quimera revoltosa, inalcanzable.
Otros que es relativa, escurridiza.
Algunos anhelan fórmulas redondas
para tener sorbos de certeza,
ya sea cóncava o convexa.
Yo digo que la verdad
es una niña impertinente
que pregunta cuando no debe
y cuando debe, ya cansada,
no pregunta.
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