martes, 11 de diciembre de 2012
Greguerías a Bukowski
A la greguería le hubiera gustado conocer a Bukowski. Tienen algo en común, sobre todo cuando se colocan y empiezan a pegar puñetazos a la realidad. Al poeta no le gustaban los pijos ni las formalidades de la gente corriente. Y a la greguería, un poca soberbia y solitaria, le pasa algo parecido, pues está cansada del ritual de lo correcto y las buenas maneras. Tanto Bukowski como la greguería son juntadores de palabras que palpitan en soledad, pues recelan de los buenos chicos y huyen de los decorados lujosos de cartón piedra. Ambos prefieren las alcantarillas de la vida, donde todo acaba.
950- El primer verso tras la resaca tiene un poso de arrepentimiento.
951- El poeta marginal es el príncipe de los suburbios.
952- Sorbo a sorbo hasta la palabra ebria.
953- Los vagabundos de Los Angeles rezan en sueños a Charles Bukowski.
954- La cerveza lubrica los versos noctámbulos.
955- Las perras borrachas de medias con agujeros se disfrazan de musas en las pensiones baratas.
956- La ordinariez puede cabalgar a lomos de la poesía.
957- Sus cenizas acabaron jugando con las ratas en las alcantarillas.
958- Las noches calurosas de vino barato se filtran en los versos de madrugada.
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