jueves, 27 de junio de 2013

Demasiado vivo


A Platón no le gustaban los poetas
seguramente porque mastican las palabras suavemente
hasta depositarlas en las entrañas
de un mundo imperfecto y sucio
pero real.
Muy poco o casi nada o incluso peligroso
a los ojos de la mirada geométrica, perfecta.
Muy poco
y demasiado vivo.

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