miércoles, 8 de agosto de 2012

Tarde de julio


Aquella tarde de julio
estuve tomando cervezas con Bukowski.
Una tras otra.
Yonquis
pensiones sucias
amigas putas
grandes perdedores
fracasos varios.

Luego vino Neruda
cansado de la playa
con un puñado de conchas en el bolsillo
y una cesta de tomates brillantes.

El chileno y el borracho
coincidieron
en muslos dorados
en vino blanco
en Diógenes
sin patria ni fortuna.

Recuerdo aquella tarde.

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